Reservas RCR Bunka en la Calle Fontanella 21 en Olot. Foto: Pep Sau
RCR Summer Workshop 2016. Workshop de Arquitectura y Paisaje en el Taller Creativo. Foto: Hisao Suzuki
Módulo de danza con Àngels Margarit en agosto de 2016. Foto: Philipp Schürmann
Sismògraf 2016: Proyección de “You will fall again” de Àlex Pachón y Joan Català. Foto: Martí Albesa
Festival Elmini 2016: Concierto de Sanjosex en el Pabellón de los Sueños. Foto: Andrea Buchner
Sismògraf 2017: Espectáculo 'Mírate' de Circ Pànic. Foto: Andrea Buchner
Cíclo Víctor Català 2022: Lectura dramatizada de 'La infanticida' a cargo de les poetas Maria Cabrera y Blanca Llum Vidal. Foto: Rosa Vilanova
Lluèrnia 2021: Instalación ‘Harreman’ de Reskate.
Nibiru muestra de arte avanzado 2019: Instalación en la nave. Foto: Andrea Buchner

El sentido de la cultura en el universo de la creatividad compartida

La fundación constituida en 2013 recibe el nombre de bunka que significa ‘cultura’ en japonés. Con el nombre se establece la naturaleza cultural de la fundación y se realza los lazos especiales con la cultura japonesa que sus fundadores han cultivado a lo largo de los años a raíz de un viaje en 1990 al país que más ha marcado su arquitectura y su relación con el paisaje. Si sus raíces beben de la belleza del paisaje de la Garrotxa, es la sensibilidad y el respeto por la naturaleza japonesa la que les ha dado alas, confirmando algo que hasta entonces quizás sólo intuían: que el paisaje puede ser un elemento transversal y trascendental. Todo espacio se vuelve desde entonces en paisaje.

Si buscamos la etimología de la palabra ‘bunka’ en japonés, veremos que se compone de dos kanjis: 문화.文 (bun) significa ‘oración’ y ‘arte’, y 化 (ka) significa ‘cambio’. Podría ser un bello guión para un mundo en constante cambio. Como señalan Rafael, Carme y Ramon en diversas entrevistas, estamos en la era de la complejidad y la incertidumbre. Ante la inestabilidad del cambio podemos responder con la creatividad desde la observación de lo esencial.

Por otro lado, existe el significado de ‘cultura’ en nuestra propia lengua que proviene del latín ‘cultus’ y deriva a la vez del participio del verbo ‘colere’ que tiene varios sentidos como ‘habitar, residir, habitar’, ‘cultivar , labrar, cuidar’, ‘cuidar, tratar’, ‘celebrar con reverencia, honrar, respetar y apreciar’. La cultura sería, por tanto, lo esencial del hábitat, cuidado, labrado, honra, respeto y celebración.

Descubrimos cómo en la raíz de la cultura se encuentra la arquitectura en cuanto al hábitat y el paisaje como tierra labrada por el hombre. Son nociones que reencuentran un sentido especial cuando el objeto de la fundación es estimular socialmente la valoración de la arquitectura y el paisaje y, implícitamente, las artes y la cultura en general.

¿Cómo se trasladan estas intenciones a la realidad de una fundación privada sin ánimo de lucro?

Por un lado, existe el propio patrimonio y legado creado por RCR Arquitectes a través de su obra arquitectónica, sus diseños, obra sobre papel u otros soportes y su pensamiento que se archiva, custodia y difunde desde la fundación con exposiciones, publicaciones, audiovisuales y ofreciendo visitas guiadas e itinerarios. La fundación ofrece además asesoramiento técnico para garantizar la conservación del patrimonio arquitectónico.

A estas actividades se añade la organización de talleres de arquitectura y paisaje, fotografía y audiovisual, escenografía y danza, filosofía y toda expresión que contribuya a la experiencia del cuerpo en el espacio y al refinamiento de la percepción con todos los sentidos. Desde 2008 se imparten talleres de verano en el Espacio Barberí y desde 2017 en RCR La Vila. La fundación coorganiza los cursos contribuyendo a su financiación mediante convenios de colaboración con instituciones públicas y privadas y con empresas, que posibilitan los altos niveles en la docencia y la articulación de un programa multidisciplinar. Los talleres responden a la idea de compartir, que es la forma de hacer de los fundadores, y ofrecen la oportunidad de conocer las claves esenciales desde la propia experiencia.

El Programa Abierto es una actividad complementaria a la de los talleres, donde la conversación multidisciplinar nutre la experiencia in situ con una mente abierta a todo tipo de voces que contribuyen a entender el mundo que nos rodea y cómo transformarlo desde la creatividad. Poco a poco ha ido adquiriendo un peso específico propio.

El Espacio Barberí acoge múltiples actividades relacionadas con festivales que se celebran en la ciudad de Olot, insertando así en la agenda cultural con la participación en el festival de danza y las artes vivas Sismògraf, el festival de música Elmini, el festival lluèrnia dedicado a instalaciones de luz y fuego, o lecturas dramatizadas y performances, siguiendo su vocación como un punto de actividad cultural humanista independiente lejos de los centros tradicionales de las grandes ciudades, participando así de la descentralización de la cultura y en la formación de nuevos modelos de intercambio.

La fundación también acoge a otros Fondos Especiales, como es el caso del artista Jesús Vilalta i Güell, padre de Ramon Vilalta, donación prevista de la familia Vilalta Pujol, y recientemente con la donación del archivo completo del fotógrafo Hisao Suzuki. Además, dispone del depósito de piezas de la colección de la antigua fundición Barberí que se pueden ver en su lugar de origen y conforman un pequeño museo para la interpretación de la historia y sus huellas en el Espacio Barberí actual. Entre otros legados recibidos figuran incunables de la familia Trincheria y una colección de la revista de arquitectura japonesa GA desde los años 1970.

La fundación está ampliando su centro gravitatorio de la fundición en el espacio Barberí y las reservas en la calle Fontanella, que aspira a convertirse en un eje cultural de la ciudad de Olot con el museo de la Garrotxa y el museo de Sants de Olot, a la organización de actividades en RCR la Vila en el Valle de Bianya, donde sus fundadores han creado un centro de investigación para la experimentación del espacio, donde su brazo cultural puede contribuir desde el bagaje de más de 15 años de talleres y 10 años de programas de conferencias y actividades artísticas.

Así volvemos al binomio de arquitectura y paisaje como núcleo generador de cultura, situando la creación entre habitar y trabajar nuestro futuro.